
Catalogado como el líder más popular desde los tiempos de Joseph Stalin, Putin luego de dos eficientes periodos en la presidencia de Rusia es designado como Primer Ministro ante el nombramiento de su hombre de confianza como Presidente, con el único afán de perpetuar su política y llegar al perfeccionamiento de su tercer periodo como líder ruso en el Kremlin.
Por/María Soledad Soto
El 31 de Diciembre de 1999, como todos los fines de año, Boris Yeltsin entrega su tradicional mensaje, sorprendiendo a todo un país, cuando informó que presentaría su dimisión. Es así, como el político de 47 años y para muchos desconocido, Vladimir Putin, llega con su fuerte liderazgo y carisma a manejar un país que se encontraba en medio del caos.
Desde joven fue cultivando su carrera, destacando claramente, sus dote de liderazgo y eficiencia. Fue explícitamente, luego de 16 años trabajando en la KGB, que Vladimir Putin, decide dar su gran salto a la política, claramente apoyado por los influyentes integrantes de esta organización, quienes impulsarían su carrera política.
Sin embargo, tampoco se puede dejar de lado la teoría de que sus inicios en la política se deben a su cercanía con el círculo personal de la llamada “familia” Yeltsin, quien se ligó a los propósitos de la disipación de la Unión Soviética.
Es en 1994 que se desempeña como premier adjunto del alcalde Anatoli Sobchak y en 1996 es nombrado adjunto del director de Asuntos Exteriores del Presidente Yeltsin, declarando su incondicional y absoluto apoyo al Presidente ruso.
En 1999 es nombrado Primer Ministro, para luego por tres meses ostentar el cargo de Presidente interino, tras la dimisión de Yeltsin.
El siete de mayo del 2000 inicia su función de Presidente de la Federación Rusa, ganando las elecciones con el 53% de los votos y afirmando ante miles de asistentes a la ceremonia de su nombramiento que “ni por un minuto en el país ha habido ni habrá un vacío de poder y las autoridades cortarán de raíz cualquier intento de quebrantar la legislación y la Constitución de Rusia”.
En su comienzo como líder ruso, Putin enfatiza su discurso en el compromiso con la defensa de los principios democráticos y el reforzamiento de la libertad de expresión, situación relevante para Rusia, debido a que el Kremlin mantenía un férreo control de los medios de comunicación, las empresas y los partidos políticos. Así mismo, promete transformar la estabilidad en prosperidad, basándose principalmente en una economía de libre mercado, y por otra parte, destacando los valores nacionalistas y militares.
Sin duda, desde el principio de su liderazgo de Rusia, deja entrever que su política se orienta más bien a la esfera militar, claramente demostrado en el posicionamiento de varios ex integrantes de la KGB a puestos administrativos importantes de su mandato. Así es como dentro de sus primeros anuncios como Jefe de Gobierno se encuentra la instrucción militar en la enseñanza media, la modernización de arsenales nucleares y el incremento de un 50% en el gasto de defensa, entre otras medidas, entregando indicios de una militarización de la sociedad y un aumento del control del Estado.
Sin embargo, la llegada al poder de este joven y fuerte Presidente no cayó en gracia para muchos, tanto dentro como fuera de Rusia, debido a que veían la posibilidad de quebrantarse la impunidad de años de mafias y fuertes autócratas financieros, debido a que Putin no iba a permitir otro núcleo de poder que no fuera el suyo.
En el año 2002, sufre una de las crisis más grandes en sus tres años frente al Kremlin, producto de la toma del Teatro Dubrovka, debido a que una vez más, resuelve los conflictos militarizadamente. Las fuerzas especiales de Putin introdujeron gas venenoso por intermedio de los conductos de ventilación del teatro donde se encontraban un gran número de rehenes tomados por terroristas que exigían el término de la guerra de Chechenia. El saldo de muertos fue catastrófico, provocando la muerte de 116 rehenes.
A pesar de criticas a diversos pasajes de su liderazgo ruso, es apoyado por los nuevos oligarcas rusos y militares y el 2004 es elegido, por cuatro años más, Presidente de Rusia, debido a una victoria rotunda que deja de manifiesto el incondicional apoyo y confianza que le brinda la ciudadanía en mérito de una labor cumplida, como la de poner fin al caos que siguió a la desintegración de la Unión Soviética, la de encausar la economía y la recuperación de este país como un gran potencia.
Es catalogado por la ciudadanía como el líder más popular desde los tiempos de Joseph Stalin.
En marzo del 2008 Vladimir Putin entrega la presidencia de Rusia, debido a que no podía seguir con un tercer mandato, según lo estipulado por la Constitución, dejando una fuerte imagen efectiva, debido principalmente a la recuperación económica rusa y por otra parte, a la percepción de los ciudadanos sobre un notable respeto de Estados Unidos y Europa a esta Rusia renovada.
Quedó al mando de Rusia Dimitri Medvedev, abogado de tan sólo 42 años, es un tecnócrata cercano al mundo empresarial y de los pocos colaboradores de Putin que no viene del servicio secreto. Sin embargo, ante tal nombramiento del hombre de mayor confianza durante sus dos mandatos, Putin no respira, y asume la jefatura del partido gubernamental Rusia Unida mayoritario en el Parlamento y como Primer Ministro de Medvedev, de donde claramente sigue ostentando la cuota de poder, luego de haber dejado el Kremlin.
Sin duda, este doble poder en manos de Medvedev, y del ex agente KGB, no será ambiente de tensión interna en la conducción de Rusia, debido a que Medvedev cumplirá con un rol de portavoz de Putin. Claramente es una estrategia para volver al tercer periodo en el Kremlin, manejando Rusia por muchos años más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario